Las pruebas de ajuste no deben considerarse un proceso único. Deben revisarse continuamente para garantizar la eficacia del equipo de protección respiratoria (EPR) en el lugar de trabajo. El empleador es responsable de determinar la frecuencia de las pruebas de ajuste.
Las pruebas de ajuste deben ser realizadas por una persona competente. La competencia se puede demostrar asistiendo al programa de certificación/calificación Fit2Fit para proveedores de pruebas de ajuste de EPR. Este programa ha sido desarrollado por la BSIF, en colaboración con las partes interesadas del sector, y cuenta con el apoyo de HSE. El programa no es obligatorio y los empleadores pueden tomar otras medidas para cumplir con la ley. Puede encontrar más información sobre el programa en www.fit2fit.org
Hay varias razones por las que se debe repetir la prueba de ajuste, entre ellas:
Trabajo dental significativo que altera la estructura facial
Aumento o pérdida de peso notable
Cicatrices o desfiguraciones faciales causadas por accidentes
Cirugía facial que cambia la forma o el contorno.
Cambiar a una marca o modelo diferente de mascarilla facial
Los cambios en los rasgos faciales o el equipo pueden afectar la estanqueidad del EPR sobre el rostro. Un sellado deficiente puede reducir el nivel de protección del usuario.
Además, ciertas formas faciales, como sienes irregulares, pómulos prominentes o mandíbulas angulosas, pueden no adaptarse bien a ciertos diseños de mascarilla. Esto resalta aún más la importancia de asegurar que el EPR tenga el tamaño, el ajuste y la colocación correctos para lograr un sellado fiable.
Puntos clave:
- Las pruebas de ajuste deben revisarse siempre que se produzcan cambios significativos en la cara.
- El aumento o la pérdida significativa de peso, la cirugía facial junto con un trabajo dental importante pueden afectar el ajuste de la mascarilla.
- Un nuevo modelo o marca de mascarilla (piezas faciales no probadas) requerirá una nueva prueba de ajuste
- La estructura facial puede afectar el sellado de una mascarilla
- Un EPI de tamaño y ajuste adecuados garantiza la máxima protección